
TLCAN: acelerados vs mesurados
Entre los expertos del libre comercio hay dos grupos con posiciones antagónicas sobre los tiempos y las formas como México debe afrontar las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con el gobierno de Estados Unidos de Donald Trump.
En una esquina están los “acelerados”, como Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo, y un séquito de dirigentes de organismos empresariales que dicen estar listos para empezar, cuanto antes, sin analizar a fondo ni los tiempos legales del Congreso estadunidense ni los tiempos políticos de aquí y de allá.
En la otra esquina hay un grupo de negociadores del TLCAN de hace 24 años que dicen que lo mejor en la relación comercial es “no apresurar los tiempos” y dejar que el gobierno de Trump se enfrente con sus opositores empresariales en el Congreso y sobre todo con los gobiernos estatales de la frontera sur.
El grupo de los prudentes dice que por todos los beneficios obtenidos en dos décadas hay que cuidar, en México, el TLCAN de aquellos que dicen que en seis meses se puede concluir una negociación, pero sobre todo de los cercanos a Trump que quieren abrir los 22 capítulos y empezar de cero.
Los “acelerados” de México deben explicar a empresarios, partidos, agricultores, académicos y a la población en general que el gobierno del magnate inmobiliario no tiene permiso del Congreso de Estados Unidos para iniciar negociaciones.
El permiso lo otorgan los legisladores 90 días después que el Ejecutivo notifica oficialmente su intención de renegociar. Para los congresistas la renegociación no es una prioridad.Videgaray y Guajardo suponen que es posible negociar un acuerdo comercial ejecutivo, basado en reglas de origen para sectores clave, y tener listo un texto en la primavera del año entrante.
Dormirá el sueño de los justos porque el año entrante el Congreso estadunidense estará estacionado en las elecciones.La duda que está en el ambiente es si los intereses políticos personales del canciller van a prevalecer por encima del interés nacional, más cuando el gobierno de Estados Unidos no da señales sobre lo que realmente quiere del TLCAN.