Luis Videgaray Caso entiende de cálculos y estrategias, pero el secretario de Relaciones Exteriores tiene claro que la negociación del TLCAN es entre tres países y si bien busca ser una negociación rápida para acotar la incertidumbre, no será el ciclo electoral de México el que determine los tiempos de la negociación.

Ahora, la negociación comercial trilateral en marcha no se opone a la revisión puntual de las relaciones México-Estados Unidos, que incluyen de manera puntual la agenda de seguridad y migratoria, así como la agenda multilateral.

En el caso de la agenda de seguridad, se avanza en varios frentes: eliminar la presión del muro, redefinir con la Secretaría de Gobernación y las de Seguridad (Defensa y Marina) la estrategia de combate al crimen (donde se incluye el lavado de dinero), la política migratoria y la revisión del sistema aduanal del país, con énfasis en los flujos de personas y bienes (legales o ilegales) que van de sur a norte o que se internan por las costas y los puertos.

En el caso de lavado de dinero, coordinado con el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, trabajan para definir un nuevo marco que no lo combata cerrando el paso al circuito financiero formal (de risking), sino que forme parte del Acuerdo de Seguridad, para integrar un amplio marco de cooperación que construya el sistema de prevención de lavado de dinero y contra el financiamiento del terrorismo más sólido del mundo, lo que implica evitar que esos fondos se vayan al mercado negro, que es difícil de identificar, perseguir y castigar.

Eso es explorar paradigmas distintos para una relación que se encuentra en profunda revisión. Videgaray entiende, no lo dude, que ante la llegada de Trump a la Presidencia de EU, sin dejar de reclamar el agravio y el insulto, es necesario aprovechar la oportunidad que permite el cambio de administración para desarrollar relaciones distintas y más eficientes.

Esta misma visión explica el que México se haya liderado y formado parte del grupo de 14 países que se sumó al llamado de Luis Almagro, secretario general de la OEA, para plantear la suspensión de Venezuela y con ello desafiar al régimen de Nicolás Maduro. Este lunes tiene audiencia la canciller de ese país y el 28 se vota la decisión, que más allá del retorno a la democracia, requiere que veamos el drama social y económico que está viviendo Venezuela. ¡Eso es pensar distinto y romper paradigmas con sentido!