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Internet de las cosas apunta hacia gasolineras del sector energético en México

Internet de las cosas apunta hacia gasolineras del sector energético en México

En enero del 2017, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y la Comisión Reguladora de Energía (CRE) anunciaron el lanzamiento de su aplicación móvil Gasoapp que permite buscar la estación de servicio con gasolina más barata y cercana al usuario, tras la liberación de los precios del combustible. Con esta tecnología, los entes reguladores buscaban dotar de una herramienta a los consumidores para aprovechar la apertura del mercado energético.

Tras las bambalinas de Gasoapp se encuentra Lagash, una multinacional de consultoría y desarrollo de soluciones empresariales, originaria de Argentina, con casi una década en el mercado mexicano y desarrolladora de la aplicación por la que incluso fue reconocida como Socio del Año por Microsoft.

La firma considera que los consumidores tienen un papel fundamental y tecnologías como las móviles podrán darles las herramientas para reportar abusos y optar por la oferta que mejor le convenga en el libre mercado. Pero el desarrollo de la aplicación es sólo la primera fase de todo un plan que comenzaron a delinear desde hace tres años.

A partir de sensores, el cómputo en la nube, la analítica de datos y el Internet de las cosas, la compañía diseñó un plan para digitalizar el sector energético mexicano. Y esta transformación digital va más allá de la mera integración de tecnologías en un sector recién reformado en México.

El director general de Lagash México, Javier Argüello, quiere que todo este proceso detone el aprovechamiento de los datos en posesión del gobierno y sus empresas, para dotar de mayor transparencia que permita materializar las promesas de un mercado abierto a la libre competencia y la inversión extranjera.

“La Comisión Reguladora de Energía (CRE) tiene un peso muy importante, va a empezar a cumplir su rol de regulación, y dentro de las iniciativas que están implementando hay mucho sobre trazabilidad en el comercio de energía, particularmente este proyecto es sobre combustible”, dice a El Economista en Washington, durante la celebración del encuentro Microsoft Inspire.

“Las iniciativas van desde cómo se administra, cómo se regula la compra-venta de combustible, cómo se hace la trazabilidad de todo eso desde el origen para reducir la cantidad de fraudes, de robo de combustible; asegurar que los precios se mantengan en el mercado y que estén dentro de los estándares de la regulación, que no te vendan litros de menos, que puedas reportar si estás trabajando con otras entidades de gobierno, que puedas reportar cosas anómalas”, agrega.

Trabajar como contratista del gobierno y especialmente en un sector acostumbrado a ambientes cerrados, celoso de su información y con un enorme aparato burocrático sujeto a las condiciones políticas del país, no es cosa sencilla.

Argüello reconoció que el principal desafío fue “alinear las necesidades de todos los involucrados” y tener la flexibilidad necesaria para adaptar el proyecto que puede sufrir cambios de un día para otro debido a decisiones políticas.

“El proyecto al ser tan largo, puede ir cambiando e ir evolucionando. Lo importante es tomar un concepto y llevarlo a la tecnología; elaborar una solución final tecnológica que cumpla con todos los requisitos que se plantearon originalmente, abriendo el camino a lo que se viene en el futuro”, añade Diego Vázquez, gerente Comercial de Lagash México.

El obtener la materia prima —los datos— en manos de Petróleos Méxicanos (Pemex), la firma estatal con mayor presencia en la industria petrolera mexicana, tampoco fue tarea sencilla para este proceso de digitalización.

”Para que ellos empezaran a delegar estas responsabilidades fueron muchas idas y vuelta; obtener la información que sí tenían y no teníamos fue un proceso un poco doloroso pero muy positivo por las cosas que estamos viendo pues van a ser mucho más transparentes y ese es el camino correcto: toda esa información va a ser pública, va a estar en la entidad reguladora, va a ser transparente y no va a estar en el monopolio. El tema de Pemex es muy sensible y al ciudadano común le estamos acercando herramientas para que sea escuchado y entender lo que está pasando de forma transparente”, afirma Argüello.

El camino hacia adelante aún es largo pero el primer paso ya se está dando: “necesitamos tener transparencia de todo lo que sucede, tener mucha analítica de la información en la parte de telemetría en las estaciones de servicio para poder regular de manera consistente lo que está sucediendo”.

Si bien la empresa no comparte los montos de inversión para la ejecución del proyecto, sí visualiza un futuro donde la digitalización del sector energético abra posibilidad de reducir los niveles de corrupción, falta de claridad en la contratación de servicios y participación en licitaciones, así como en el robo y la comercialización ilegal de combustible.

“Hay muchos temas de Internet de las cosas, por ejemplo, para poder medir la información que está en las bombas de las estaciones de servicio y contrastar eso con las facturas que se les está dando a los clientes y ver si no hay pérdidas de litros, y así realizar la trazabilidad hacia atrás, hasta el origen. Todo esto es un roadmap que hay, todavía no estamos ahí pero estamos haciendo varias iniciativas para lograrlo”, señala Argüello.

“Desde el punto de vista del consumidor final, lo que esperamos es que exista transparencia de la información. Ahí hay mucho por hacer y esa es la primera etapa. Desde el punto de vista de las empresas que llegan al mercado, que haya una plataforma donde la negociación de energía y combustible pase por la entidad de la regulación para evitar otros canales informales de negociación; esto va a ser totalmente digital, no vas a poder comprar ni vender nada si no está registrado y pasa por esta plataforma de trazabilidad”. agrega.

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