
Slim acelera su acuerdo con Pemex y apunta a la dirección de la petrolera
A través de Grupo Carso, ha firmado un contrato con Pemex
para reactivar el yacimiento de gas natural Lakach, un proyecto rodeado de
dudas sobre su rentabilidad.
Carlos Slim, uno de los empresarios más influyentes de
México, ha firmado un acuerdo a través de su conglomerado Grupo Carso con
Petróleos Mexicanos (Pemex) para reactivar el proyecto Lakach, un yacimiento de
gas natural en aguas profundas. Este contrato, que ha generado dudas en el
mercado y dentro del propio entorno de Slim, podría tener implicaciones más
allá del ámbito comercial.
Lakach, que había sido abandonado por la compañía
estadounidense New Fortress hace un año debido a su baja rentabilidad, ahora
será retomado por Carso, lo que ha llevado a especulaciones sobre las
verdaderas motivaciones de Slim. Analistas sugieren que esta iniciativa podría
ser parte de una estrategia más amplia para influir en la próxima dirección de
Pemex, en un momento en que la disputa por el liderazgo de la petrolera se
encuentra en un punto álgido.
Las tensiones en torno a la dirección de Pemex han crecido,
con Claudia Sheinbaum, próxima presidenta de México, retrasando su decisión
sobre quién ocupará el cargo. Mientras tanto, Slim ha sostenido reuniones con
figuras clave, incluyendo a Sheinbaum y al presidente del Consejo Coordinador
Empresarial, Francisco Cervantes, en lo que algunos interpretan como un intento
de asegurar un papel más influyente en la empresa estatal.
A pesar de las dudas sobre la viabilidad comercial del
proyecto, las autoridades federales han estimado que las obras de extracción en
Lakach podrían comenzar en 2025, con el inicio de operaciones proyectado para
diciembre de 2026. El campo, considerado la veta de gas natural más importante
de México en aguas profundas, ha enfrentado numerosos contratiempos, desde
negociaciones fallidas hasta elevados costos que no han rendido frutos.
El acuerdo firmado por Carso implica ciertas limitaciones,
ya que la ganancia no estará atada a la producción, sino a las determinaciones
de Pemex, lo que añade otro nivel de complejidad al proyecto. Expertos han
señalado los desafíos técnicos de la explotación en aguas profundas y las
fluctuaciones en los precios del gas natural como factores adicionales de
riesgo.