Noticia
Pemex, el mundo al revés
La perspectiva petrolera de
Brasil es positiva, la de Colombia y Argentina es neutral y la de México es
negativa. Así dice textual, como advertencia, un nuevo reporte de Moody’s
Investors Service. Según el presidente López Obrador, las calificadoras como
Moody’s están equivocadas en sus evaluaciones. ¿Realmente es así?
¿Qué preocupa a las
calificadoras? Ven un Pemex con enormes deudas, poca liquidez, bajos niveles de
inversión, pesada carga fiscal y costos elevados, capacidades disminuidas, que
se niega a asociarse con compañías que aporten capital y tecnología, que quiere
salirse de aguas profundas. Todo esto agravado por un incierto entorno legal y
regulatorio.
Ven un plan de exploración y
producción endeble, sobreexplotando reservas probadas en yacimientos muy
pequeños, y con un proyecto oneroso, innecesario, técnicamente mal planteado,
para la nueva refinería, que dependería de crudo pesado procedente de un par de
yacimientos gigantes en franco declive. Además, desdeña la oportunidad del
fracking. Todo eso lo ve cualquier conocedor de la industria petrolera actual.
En breve, Pemex dará a conocer
su plan de negocios. Si ese plan no atiende y corrige muchas de esas
deficiencias, habrá presiones sobre la calificación crediticia de Pemex y del
país, con riesgos para la economía nacional que pondrían en entredicho la tesis
de que la política petrolera de la 4T es correcta y nacionalista.
Mirando al exterior, ¿cómo es
el plan de negocios de ExxonMobil, la petrolera más grande del mundo?
ExxonMobil quiere ser líder en crudo ligero, sobre todo el que se obtiene del
fracking. Pretende quintuplicar, sí quintuplicar, su producción en la Cuenca de
Permian –en la frontera con México– con esa tecnología. Quiere privilegiar la
producción de gas, explorar yacimientos gigantes, refinar más crudo ligero y
reducir costos en aguas profundas para ser líder en esa actividad. Para esos
fines, aplicará tecnología de punta en busca de ventajas competitivas, haciendo
alianzas donde convengan. Buscará maximizar la elaboración de derivados de alto
valor, como turbosina y químicos, y minimizar la de productos pesados como el
fuel oil (combustóleo).
Pareciera que ExxonMobil y
Pemex tienen estrategias opuestas. ¿Y cómo ven las calificadoras a ExxonMobil?
Con la mejor nota entre las grandes petroleras: AA+/Aaa contra BBB+/Baa3 de
Pemex.
Imitando la estrategia de
ExxonMobil en varios aspectos, Pemex evitaría la degradación de su calidad
crediticia o incluso la mejoraría. Pemex podría fácilmente reorientar su
estrategia hacia crudo ligero –los campos nuevos que tiene en la mira, son de
ligero–, y elevaría la producción de este tipo de crudo aún más rápidamente si
permitiera fracking, asociándose con empresas exitosas para fortalecerse de
inmediato en esa actividad. También así produciría mucho más gas, que tanta
falta hace.
Podría cargar sus refinerías
con crudo ligero, en vez de reconvertirlas a crudo pesado. La nueva refinería
costaría mucho menos y generaría mayores utilidades, si se diseñara para
procesar crudo ligero. En fin, si Pemex todavía está produciendo crudo pesado
dentro de algunos años, ya hay cuatro refinerías en el país y varias en Estados
Unidos que lo pueden procesar. Una de ellas, Deer Park, es mitad propiedad de
Pemex.
Pemex debería aprovechar áreas
del país –asignaciones– con gran potencial petrolero, hoy abandonadas por falta
de presupuesto, que le fueron concedidas en la Ronda Cero. Con el apoyo de
socios, podría aspirar a descubrir yacimientos grandes, en vez de los campos
diminutos y poco rentables previstos en su plan actual. En refinerías, los
socios ayudarían a financiar mejoras para elaborar productos de alto valor.
Al parecer, el presidente
López Obrador y los directivos de Pemex no quieren ver las tendencias de la
industria petrolera actual. Sus planes son el mundo al revés. Deberían
modificarlos, o al menos enviar señales de que recapacitarán sobre algunos
aspectos que fortalecerían a Pemex y evitarían la pérdida del grado de
inversión. Seamos nacionalistas, más no tercos y ciegos.