En el corto plazo, el paisaje de las Estaciones de Servicio en América Latina podría experimentar una transformación sin precedentes. De acuerdo con César Gutiérrez Peña, expresidente de Petroperú y analista del sector energético, quién dialogó con Surtidores LATAM este año marcará un punto de inflexión para estos puntos de venta, impulsado por el avance acelerado de la electromovilidad.

Según explicó el referente, hasta ahora, el modelo de las Estaciones de Servicio se ha sostenido sobre dos grandes ejes diferenciadores. Por un lado, los grifos ubicados en zonas urbanas captan a conductores de vehículos de gama media y baja mediante precios más accesibles. Por el otro, las formales son preferidas por quienes tienen vehículos de alta gama, debido a su ubicación estratégica, la variedad de servicios adicionales y la confianza que genera una marca reconocida.

Sin embargo, Gutiérrez Peña advirtió que este año se sumará una nueva variable que alterará el equilibrio actual: la capacidad de ofrecer servicio a vehículos eléctricos.

“Percibo que la electromovilidad será un elemento diferenciador fundamental que impactará directamente en las ventas y la preferencia del consumidor”, señaló el experto.

Según su análisis, esta tendencia estará fuertemente influenciada por la estrategia comercial de fabricantes chinos de autos eléctricos, que ante posibles restricciones en el mercado estadounidense durante una eventual nueva administración de Donald Trump, buscarán posicionarse agresivamente en América Latina.

El especialista identifica tres puntos clave de ingreso para estos vehículos eléctricos: México y Brasil, donde se instalarían plantas de ensamblaje gracias a su mano de obra calificada; y Perú, por sus ventajas logísticas, especialmente por la reciente inauguración del puerto de Chancay, que facilitará la llegada de embarques de gran tonelaje y reducirá tiempos de navegación.

La adaptación de las Estaciones de Servicio al nuevo escenario no será sencilla. Incorporar “islas” de carga rápida para autos eléctricos requerirá inversiones importantes y una ampliación significativa en la capacidad eléctrica. “Pasar de los tradicionales 50 kW a entre 500 y 600 kW, necesarios para una carga de 15 minutos, no es una tarea menor”, remarcó Gutiérrez Peña.

Esto plantea un reto considerable para muchos operadores del sector, especialmente aquellos que no cuenten con el respaldo financiero o la infraestructura adecuada para dar el salto. A la vez, según el especialista. se abre una oportunidad para aquellos que logren adaptarse y diferenciarse en un mercado que evoluciona rápidamente hacia nuevas formas de movilidad y consumo energético.

“El cambio es inminente, y las decisiones que se tomen hoy marcarán la sostenibilidad de estos negocios en los próximos años. Esto requiere espacio, inversión y red pública que soporte ampliaciones de capacidad, cualquiera no podrá hacerlo”, concluyó Gutierrez Peña.