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El reto de la electromovilidad en México: entre la realidad y la utopía

El reto de la electromovilidad en México: entre la realidad y la utopía

A pesar del impulso global hacia los autos eléctricos, su adopción enfrenta barreras económicas, tecnológicas y de infraestructura. 

La transición hacia los autos eléctricos ha sido promovida como la solución definitiva para reducir las emisiones contaminantes a nivel global. Sin embargo, a pesar del auge de esta tecnología, los datos revelan un panorama más complejo, donde la infraestructura, la economía y las políticas públicas juegan un papel determinante en la viabilidad de la electrificación vehicular. 
  

En este contexto, Ramsés Pech, especialista del sector, señaló a Surtidores Latam que en el mundo circulan más de 1.400 millones de automóviles de pasajeros, de los cuales solo 30 millones son eléctricos, representando apenas el 3% del total. Cada día se queman aproximadamente 4.770 millones de litros de gasolina a nivel global, lo que contribuye significativamente al cambio climático. No obstante, la solución no es tan simple como reemplazar todos los vehículos de combustión por eléctricos. 
  

«Para que la transición sea viable en una década, deberían producirse alrededor de 182 millones de unidades anuales, es decir, aumentar la capacidad de producción actual en 23 veces», explicó Pech. Además, la escasez de minerales no ferrosos y de litio suficiente para fabricar baterías representa un obstáculo insalvable en el corto plazo.   

China y Estados Unidos han avanzado significativamente en la adopción de la movilidad eléctrica. China lidera con el 6% de su flota vehicular sustentable y una infraestructura de carga en expansión, proyectando tener 80 millones de autos eléctricos para 2030. Por su parte, EEUU ha incrementado el número de estaciones de carga de 2.000 en 2011 a más de 80.000 en 2024. Sin embargo, la electrificación total de su parque vehicular podría tardar hasta 2070. 
  

En México, la situación es aún más desafiante. Con 38.6 millones de automóviles, apenas 49.000 son eléctricos, es decir, menos del 0.2% del total. En 2024, se vendieron 24.000 unidades a base de energía limpia, representando solo el 4% del total de ventas.    

Según Pech, «con el ritmo actual y las políticas vigentes, México necesitaría aproximadamente 1.600 años para reemplazar toda su flota de combustión». Incluso si a partir de 2025 todas las ventas fueran exclusivamente de autos eléctricos, el cambio tomaría 60 años. Para lograr la transición en solo una década, el país tendría que vender 5 millones de estos al año.   

Otro obstáculo es que México no tiene marcas propias ni tecnología patentada, sino que ensambla para mercados externos. De las 950.000 unidades producidas en 2024, entre el 65% y 70% se comercializan en el mercado interno, mientras que el resto se exporta principalmente a Estados Unidos.   

«El problema no es solo la falta de transportes que fomenten la movilidad eléctrica, sino la viabilidad económica y técnica de mantenerlos. No hay un plan claro sobre qué hacer con las baterías desechadas ni una estrategia sólida de reciclaje», concluyó Pech.    

Cabe remarcar que a diferencia de China y Estados Unidos, México carece de la infraestructura de carga suficiente para sostener una expansión masiva de los vehículos eléctricos. Actualmente, el país cuenta con menos de 2.500 estaciones de carga públicas, insuficientes para atender un parque vehicular eléctrico en crecimiento.