
El giro en la estrategia de la reforma eléctrica
Existe la pretensión de Morena de llevar a
votación la reforma eléctrica en la semana que comienza el 11 de abril, es
decir, en Semana Santa.
La estrategia en materia de reforma
eléctrica de este gobierno ha experimentado un giro drástico en los últimos
días.
Hasta hace unas cuantas semanas existía la
idea de que la votación en el pleno de la Cámara de Diputados de dicha reforma
constitucional sería hasta después de las elecciones de junio.
De manera sorpresiva, hace unos días,
conocimos que existe la pretensión de Morena de llevar a votación esta reforma
en la semana que comienza el 11 de abril, es decir, en Semana Santa.
El propio coordinador de los diputados
morenistas, Ignacio Mier, admitió que en este momento no cuentan con los votos
para lograr que la reforma constitucional sea aprobada.
Además, los opositores reiteraron que, en
los términos actuales, votarán en contra de esa reforma. Esto incluye al PRI,
al que algunos veían como la vía para sumar votos y conseguir la mayoría
calificada.
¿Quiere decir esto que el presidente López
Obrador ha decidido ‘matar’ la reforma eléctrica?
No necesariamente. En eso radica el cambio.
El próximo 5 de abril, en el pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación habrán de discutirse los amparos y acciones
de inconstitucionalidad emprendidas en contra de las reformas a Ley de la
Industria Eléctrica.
Las reformas a esta legislación fueron
aprobadas por mayoría en las dos cámaras del Congreso el año pasado.
Sin embargo, no entraron en vigencia debido
a que los jueces en materia de competencia económica, Gómez Fierro y Rodrigo de
la Peza, concedieron amparos y ordenaron que no se aplicara la nueva
legislación hasta que se resolviera el fondo de la cuestión.
La ministra Loretta Ortiz fue asignada para
presentar la ponencia relativa a este tema.
Dicha ponencia ya se ha hecho pública. Y lo
que propone es declarar constitucionales las reformas que fueron publicadas
hace un año y que han sido cuestionadas por las empresas, legisladores y por la
Cofece.
Entre los cambios más importantes que
incluyeron dichas reformas se encuentra la modificación en el orden del
despacho eléctrico para privilegiar a la Comisión Federal de Electricidad (CFE)
respecto a los generadores privados.
También se propone que los certificados de
energía limpia, que buscaban promover capacidad de generación adicional a
través de fuentes renovables, tomen en cuenta la generación hidroeléctrica que
ya tenía instalada la CFE, por lo que la empresa se beneficiaría de ellos aun
sin generar capacidad adicional basada en fuentes renovables.
En términos prácticos, de declararse
constitucionales tales reformas, una parte importante de las inversiones que
las empresas privadas realizaron en el pasado estarían en un alto riesgo, en la
medida que al cambiar el orden del despacho eléctrico probablemente el uso de
las fuentes privadas quedaría relegado.
Al aplicarse las reformas a ley, habría un
incremento promedio de los costos de generación y una mayor emisión de gases de
efecto invernadero, pues dejarían de usarse fuentes renovables, que son
mayormente privadas.
Me parece que el presidente se ha planteado
la posibilidad de que en lugar de la reforma constitucional que tiene
dificultades políticas para aprobarse, el cambio pueda quedar plasmado en una
ley secundaria pero con el respaldo de la Corte, es decir, ya no sujeta a
amparos.
A los inconformes con esta nueva
legislación les quedaría el recurso de acudir a instancias internacionales como
las que define el Tratado México, Estados Unidos y Canadá o incluso las que
establece el tratado comercial con la Unión Europea.
El problema es que el lapso requerido para
que estos litigios se resolvieran, seguramente generaría un largo periodo de
incertidumbre que causaría un profundo daño a las inversiones.
El cambio legal pudiera estar más a la mano
para el gobierno si, además de contar con el voto de la ministra Ortiz,
pudieran sumarse tres votos más para impedir que se configurara una mayoría
calificada a favor de la declaración de inconstitucionalidad de las reformas a
esa Ley.
No sabemos si la decisión presidencial de
ya no insistir en la reforma tiene que ver con una evaluación que sea factible
conseguir esos votos en la Corte o simplemente es un recurso del cual se quiere
echar mano.
Ya veremos.