
Así construyó Oxxo Gas la segunda red de gasolineras del país
Con los nuevos colores viene
un cambio en el servicio, formas de pago o aditivos que salen de los
despachadores. Muchas de estas transformaciones se dan a través de convenios en
los que marcas como Exxon, BP, Shell, Total o G500 –entre los más de 40 nombres
en el mercado– juegan un rol similar al que antes tenía Pemex, aunque en una
relación más equilibrada entre la marca y el operador.
Este modelo no convence a la
regiomontana FEMSA que, con Oxxo Gas, ha construido la segunda red más
importante de gasolineras a través de la compra o construcción de sus propias
estaciones de servicio. “Venir y no invertir y sólo ponerte la marca es mucho
más sencillo. Pensamos que nuestro crecimiento es más sostenible en el tiempo”,
dice Manuel Filizola, director de FEMSA Combustibles.
La empresa pretende expandir
su huella para llegar a 1,200 estaciones entre 2025 y 2026, desde las más de
540 gasolineras que tiene ahora en 17 estados. Este crecimiento será a partir
del modelo de control de las gasolineras que lleven su imagen, por lo que sus
números se ven más modestos que los de otras marcas, como G500, que trabaja
para ir de 300 a 500 locales en lo que resta del año; y que acaba de
incursionar en Nuevo León, el bastión de Oxxo Gas.
“Vamos a atacar todo este
mercado de la zona norte del país. Empezamos con dos estaciones. (…) Si el año
que entra logramos consolidar la plaza con 15 estaciones, estaríamos muy
cómodos”, dice Luz María Gutiérrez, directora general de G500.
La marca de FEMSA parece ir a
contracorriente de varias tendencias que han aplicado firmas nacionales y
extranjeras, aprovechando que les llevan ventaja en su expansión. Oxxo Gas
apuesta a controlar estaciones y “saturar” las plazas donde tiene presencia. La
que aún se le resiste es la capital del país.
La firma ha visto frenado su
ingreso al mercado de la Ciudad de México, uno de los de mayor consumo, por la
dificultad para construir nuevas gasolineras y la negativa de los empresarios
locales de llegar a acuerdos para vender sus estaciones.“No hemos podido entrar
por temas de permisos, es bien complicado. Además, las propiedades son muy
caras y, de las estaciones que están ahí, no hemos logrado un acuerdo o nos han
querido vender a precios que no hemos aceptado”, dice Filizola.
La estrategia, si bien resulta
más lenta para expandir la marca, tiene la ventaja de centralizar la operación
y el control, agregando más ingresos para la firma, considera Coya Reséndiz,
directora de Grupo Besco, consultora especializada en el sector de gasolineras.
La empresa también apuesta a
que su relación con Pemex le permite acceder a buenos precios y mejor
distribución. “Ser cliente de Pemex es algo positivo, desde el acuerdo
comercial y desde el punto de vista de gasolina”, dice el directivo.
La petrolera nacional ofrece
descuentos a las empresas con compromisos de comprar cierto volumen y a cierto
plazo. En un mercado donde la importación de gasolina crece (13.2% de las
compras al extranjero las realizaron privados, según cifras de la Secretaría de
Energía a julio, frente al 3.5% del mismo mes de 2018), la firma regia opta
poco por la fórmula.
Lo que sí estudia con gran
interés es invertir en nuevas terminales de almacenamiento, un paso que han
dado otros, como el gigante estadounidense Exxon o la suiza Glencore. “Buscamos
que sean nuevas terminales, si vamos a aportar, que sean nuevas. Serían,
básicamente, terminales de almacenaje para tener mayor fuerza en el abasto”,
dice Filizola.
La apertura del mercado ha
traído más de 40 nuevos competidores. Pero, en esta competencia, quizá no todas
sobrevivan, como sucedió en otros mercados latinoamericanos. “No sé cuántas
marcas queden al final, pero seguro Oxxo Gas será una de ellas”, asegura el
ejecutivo.