
Analizan instalación de electrolineras con perspectiva de género
Seguridad para los usuarios, inclusión social y perspectiva
de género son algunos de los aspectos que analiza el Instituto de Recursos
Mundiales México (WRI, por sus siglas en inglés) junto con la Comisión Federal
de Electricidad (CFE) para determinar los sitios más adecuados para la
instalación de electrolineras en el país.
“El vehículo eléctrico va a tener que estar conectado
por un periodo largo, quizá una hora, quizá dos, y por ende se tiene que pensar
que el entorno sea seguro, que no vayan a asaltar a las personas que están
recargando el vehículo, que tengan baños decentes, que tengan tal vez espacios
para niños”, subrayó Daniel Cano, líder de Proyectos en Seguridad Vial de WRI.
En conversación con Energía a Debate, el especialista
explicó que durante los últimos dos años la organización no gubernamental ha
estado trabajando con la CFE en el análisis de los sitios y las condiciones en
las que se deben instalar los puntos de carga para vehículos eléctricos,
involucrando a un amplio espectro de actores e instituciones, dada la
complejidad que representa.
“En lo que nos estamos enfocando es entender las
necesidades, hacer un análisis de dónde deberían estar esos puntos de recarga
de manera prioritaria, dónde hay que arrancar primero, identificar cuáles son
los corredores carreteros más importantes para poner estas electrolineras,
identificando una cantidad mínima de dónde deberían estar ubicadas”, dijo Cano,
quien no dejó fuera tampoco el punto relativo al esquema de negocio.
Recientemente, el ex comisionado presidente de la Comisión
Reguladora de Energía (CRE), Guillermo García Alcocer, refirió que será
necesario instalar anualmente unos 2 mil puntos de recarga en el país para
llegar a la meta de 38 mil para el 2041 y, con ello, cubrir la demanda ante el
crecimiento esperado del número de vehículos eléctricos.
Electrolineras con perspectiva de género Relacionado con el tema de la seguridad, Daniel Cano también
hizo una diferencia entre las gasolineras tradicionales de venta de
combustibles fósiles, como gasolinas y diésel, frente a las electrolineras.
En las primeras, indicó, el vehículo está parado entre cinco
y diez minutos en promedio. Por el contrario, una unidad eléctrica necesita
entre media hora y hasta dos horas para recargarse.
“Es distinto al estar más tiempo estacionada la
máquina. Por eso también quisimos hacer un análisis de cuáles son las
necesidades desde el punto de vista de género en la construcción de estas
electrolineras en las carreteras”, comentó.
Igualmente, expuso que los hábitos de manejo entre hombres y
mujeres son distintos, como lo es también la toma de decisión acerca de dónde
ir a cargar gasolina o, en este caso, recargar las baterías del auto eléctrico. Al respecto, aclaró que el enfoque de perspectiva de género
no se limita únicamente a hombres y mujeres, sino a una visión más amplia. Con todo, dijo, este es un tema que WRI México está
analizando con especial interés con la CFE. Respecto a la inclusión social, Cano apuntó que la intención
es incluir a las comunidades para que se beneficien de estas instalaciones y
sus servicios.
“A veces, cuando pensamos en autos eléctricos,
pensamos solo en hombres con dinero, pero podemos encontrar maneras de
involucrar a la comunidad, de generar capacidades de empleo, de generar
espacios de encuentro entre comunidades, sabiendo que podemos ir más allá de
simplemente ofrecerles energía eléctrica”, consideró.
Es por lo anterior y otros temas más que WRI México insiste
en que la complejidad que encierra la instalación de las electrolineras en el
país requiere que una gran variedad de actores esté involucrada.
“Es un tema de múltiples retos. No se puede limitar a
un solo tema, sino de entender un tema complejo porque involucra múltiples
factores. Involucra a los actores que ofrecen energía, en este caso la CFE es
posiblemente el oferente más lógico dada la presencia que tiene a nivel
nacional, pero también hay que involucrar a las marcas, a los propietarios del
suelo, a operadores viales”, reiteró sin dejar afuera a las corporaciones de
seguridad pública de los tres niveles de gobierno.
Asimismo, enlistó la parte referente a permisos
gubernamentales, como los urbanísticos, los ambientales y sociales, entre
otros.
“Por lo que necesitamos que muchas personas e
instituciones de manera coordinada para poder sacar esto adelante. Creo que ese
es el gran reto”, concluyó.