
AMLO se baja de la ola de las energías verdes y apuesta por lo más contaminante
El nuevo gobierno ha
presentado un presupuesto de gasto en materia energética que busca impulsar las
energías tradicionales y más contaminantes, como el combustóleo, la gasolina,
el diésel y el carbón, dejando a un lado la apuesta por las renovables que en
los últimos años había predominado en el mercado mexicano.
El cambio de rumbo puede
provocar que, en el mediano y largo plazo, México incumpla con los compromisos
que se había impuesto en el Acuerdo de París contra el cambio climático y en la
ley de Transición Energética, consideran expertos de la industria.
“Es una
exigencia del sector. Necesitamos conocer este mapa
de ruta de cómo van a trazar la reducción de gases de efecto invernadero, (...)
o si realmente a este gobierno, y entonces que lo diga categóricamente, no le
interesa este tema”, dice Angélica Quiñones, presidenta de la Asociación
Nacional de Energía Solar (ANES).
La Ley de Transición
Energética, que se aprobó como parte de los acuerdos firmados por la pasada
administración en París, establece que México debe alcanzar el 25% de
generación limpia para este año, el 30% en 2021 y el 35% en 2024.
Según los últimos datos
disponibles, al cierre del primer semestre del año, las energías limpias ya
aportan 24.12% de la generación eléctrica del país. El mayor impulso provino de
las tecnologías solares y eólicas, que se vieron beneficiadas por las subastas
de largo plazo (licitaciones) implementadas por la anterior administración.
Freno a la energía verde Pero
el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha frenado las licitaciones para
energías limpias que estaban previstas, y no ha trazado una ruta sobre su
destino.
Las tres subastas anteriores
dejaron compromisos de inversiones de 8,600 millones de dólares (mdd) para los
próximos tres años. De hecho, el proyecto de presupuesto para la Comisión
Federal de Electricidad (CFE) va en línea contraria con alcanzar los objetivos
de reducción de emisiones de gases invernadero.
“Se buscará abarcar la mayor
cantidad de centrales sin afectar el suministro del fluido eléctrico, así como
las modernizaciones, reconversiones de combustóleo a gas y las repotenciaciones
que, en el corto y mediano plazo, atiendan la creciente demanda de servicio
eléctrico, destinando para este propósito 34,310.3 millones de pesos (mdp)”,
dice el documento.
Este dinero se repartirá en:
15,361.4 mdp para las termoeléctricas de ciclo combinado, 10,416.7 mdp para
plantas de carbón, 7,040.0 mdp a centrales de vapor convencional, 171.1 mdp en
centrales a diésel, 980.5 mdp a plantas geotermoeléctricas y 340.6 mdp
destinados a la rehabilitación de centrales hidroeléctricas.
Esto quiere decir que la
estrategia es impulsar las centrales existentes de CFE, aunque utilicen fuentes
contaminantes. El anterior gobierno había planteado retirar de la circulación
algunas de esas plantas, pero López Obrador ha dado marcha atrás a la idea,
pues prefiere apostar por las plantas actuales para reducir los costos de la
electricidad y aumentar la capacidad de generación en el corto plazo.
“Por el lado de CFE, vemos un
enfoque de dejar de lado a las energías limpias, porque el principal aumento se
da a centrales eléctricas ya existentes”, explica Alejandro Limón, especialista
del Centro de Investigación Económica Presupuestaria (CIEP).
El gobierno incluso medita la
construcción de una nueva central carboeléctrica en el norte, según ha
comentado Armando Guadiana Tijerina, senador por Morena y presidente de la Comisión
de Energía.
La única energía renovable que por ahora tiene apoyo es la
hidroeléctrica, a la cual se le destinarán 980 mdp para la remodelación y
aumento de capacidad de sus plantas. Sin embargo, según Angélica
Quiñones, las subastas de largo plazo han mostrado que se pueden construir
proyectos renovables con velocidad y con menores costos de generación que las
tecnologías fósiles.
Menos dinero
El presupuesto de
egresos para 2019 tiene otras señales preocupantes en materia de transición
energética: dependencias como el Instituto Nacional de Energías Limpias, la
Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuee) y la
subsecretaría de planeación energética de la Secretaría de Energía vieron
reducidos sus presupuestos, dice Alejandro Limón.
La Secretaría de Medio
Ambiente y Recursos Naturales también tiene proyectado un recorte del 32% a su
presupuesto para 2019. Dentro de esta dependencia, la Agencia Nacional de
Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos
tendrá 19.63% menos recursos en términos reales.
Esta última dependencia se
encarga de otorgar los permisos para el impacto ambiental de las empresas
petroleras, como el caso del desmonte de vegetación para la nueva refinería que
se construye en Dos Bocas, Tabasco.
El gran salto en el presupuesto lo tuvo Pemex,
para apoyar tanto la extracción de petróleo como la refinación de petrolíferos.
Pero el presupuesto de la petrolera nacional etiquetado al “entorno ecológico”
registró una fuerte caída del 51% en términos reales.